Pocos períodos históricos han visto una transformación de las artes y la literatura tan acentuada como aquella que ocurrió en Francia entre 1871 y 1914. Este período fue conocido como La Belle Époque y se caracterizó por un marcado optimismo, paz regional, prosperidad económica e innovaciones culturales, tecnológicas y científicas. Bajo el clima de esta Era, sobre todo en París, las artes florecieron. Retrospectivamente, se le otorgó el nombre Belle Époque (bella época) para contrastarla con los posteriores horrores de la Primera Guerra Mundial.
¿Por qué fue "bella" la Belle Époque?
Los años que sucedieron a la Guerra Franco-Prusiana trajeron un inédito período de estabilidad para una Europa Occidental que previamente había sido devastada por las guerras. Luego del estallido de los conflictos nacionalistas, surgió un espíritu de colaboración trasnacional que le permitió a los ciudadanos europeos de las clases más privilegiadas viajar a través del continente sin ningún tipo de pasaporte. Los tratados que hicieron esto posible tenían como fundamento garantizar la civilidad entre los países que habían estado en conflicto permanente.
El boom de la tecnología dio paso a una serie de inventos y artefactos que se volvieron accesibles para las clases medias, permitiendo que el confort y la prosperidad llegaran a todos los sectores sociales. Creaciones tales como los carruajes silenciosos (sin caballos, precesores directos del automóvil), el telégrafo, los barcos trasatlánticos, el aeroplano, la universalización de la luz eléctrica, el cinematógrafo y la medicina antiséptica causaron tal revolución en el modo de vida de la época que establecieron los cimientos de una nueva modernidad. Para quienes vivieron este período, el mundo parecía avanzar hacia un desarrollo sin barreras, una época de bienestar sin precedentes y un futuro orientado a resolver los grandes problemas de la Humanidad.
El Arte y la Literatura durante la Belle Époque
Hacia el Fin de siécle francés, las artes plásticas estaban atravesando una transformación muy profunda. A medida que el Romanticismo que había dominado el siglo empezaba a quedar atrás, los artistas buscaron nuevos medios de expresión que rompieran muchas de las convenciones que hasta entonces habían sido consideradas incuestionables. El fin del arte académico y la lenta pero progresiva popularización del Impresionismo francés le quitó fuerza a la Academia de Artes como árbitro del buen gusto y dio rienda suelta a una nueva generación de pintores y escultores vanguardistas que cambiaron para siempre el concepto de la expresión artística. Movimientos como el Post-impresionismo, el Simbolismo, el Fauvismo, el Art Nouveau, el Expresionismo, el Cubismo y la Abstracción emergieron de este período.
La literatura en particular protagonizó una serie de cambios importantes que definirían el subsecuente desarrollo del pensamiento del siglo XX. El realismo y el naturalismo alcanzarían nuevas alturas y darían paso al posterior modernismo que, a partir de 1890, dominaría el panorama literario europeo. Para apreciar mejor a las Letras de este período, y dadas las tendencias cada vez más individualistas de los autores franceses, más que hablar de géneros conviene hablar de autores específicos y de sus respectivas obras. Por lo tanto, aquí les dejo una lista de escritores que definieron a la Belle Époque.
Autores recomendados de la Belle Époque
Guy de Maupassant (1850-1853)
Uno de los principales representantes de la escuela naturalista de literatura, destacó por sus relatos cortos que retrataban la naturaleza humana en términos pesimistas, a veces de manera desilusionada. Guy de Maupassant fue uno de los mentores de Gustave Flaubert y se caracterizó por un estilo sencillo y una vasta economía de medios. Altamente prolífico (escribió cerca de 300 relatos cortos), solía colocar a sus personajes en situaciones superiores a su capacidad de control, como guerras y conflictos similares. Entre sus obras destacan “Bola de sebo y otras historias de la guerra”, “Bel-Ami” y “Pierre y Jean”.
Émile Zola (1840-1902)
El suyo es quizás el nombre que más asociado está a la escuela del naturalismo. Novelista, ensayista, guionista y periodista de alta militancia política, Zola fue uno de los primeros autores nominados al Premio Nobel de Literatura. Se constituyó en la figura principal de la liberalización política de Francia y se sospecha que su extraña muerte fue provocada como consecuencia de su activismo. Su obra buscaba retratar los aspectos oscuros y libertinos de la desenfrenada sociedad francesa luego de los avances de la Segunda Revolución Industrial. Sus historias, enmarcadas dentro del ciclo titulado "Los Rougon-Macquart", tienen mucho de sátira y crítica social. Sus obras más conocidas son “Thérèse Raquin”, “Germinal” y “Nana”.
Marcel Proust (1871-1922)
Este aclamado parisino fue un crítico, ensayista y novelista que, al igual que James Joyce en Irlanda, dio inicio al período del modernismo en la literatura europea. La totalidad de su obra está constituida por la novela más extensa jamás escrita: En busca del tiempo perdido. Conformada por siete volúmenes y basada en los pensamientos filosóficos de su autor, En busca del tiempo perdido lo consolidó como el escritor más influyente del siglo XX y uno de los más importantes representantes de la cultura francesa moderna.
André Gide (1869-1951)
Poeta controvertido, Gide fue uno de los principales cultores del simbolismo literario que prosperó durante la transición de siglos. Posteriormente consagrado con el Premio Nobel de Literatura, Gide proliferó en escritos autobiográficos, generalmente historias fantásticas narradas en primera persona con frases cortas y meditadas, y libros que proyectaban un fuerte moralismo social. Sus obras más conocidas son: “El inmoralista”, “Isabelle” y “Geniève”
Anatole France (1844-1924)
Novelista y poeta, autor de numerosos bestsellers, fue un maestro de la ironía y la prosa escéptica. Miembro de la academia francesa, Anatole France ganó el Premio Nobel en 1921 por “sus brillantes logros literarios, caracterizados por una nobleza de estilo, una profunda simpatía humana, gracia, y un gran temperamento gálico”. Muy admirado por Marcel Proust, France participó activamente de la militancia política, acompañando al propio Émile Zola en muchas de sus posturas radicales. Entre sus obras principales se encuentran: “Los poemas dorados”, “Thais” y “Clio”.
Paul Verlaine (1844-1896)
Admirado por los jóvenes que le sucedieron, Verlaine funo de los poetas asociados al movimiento Decadente, que perseguía una ideología basada en el exceso y la artificialidad. Su estilo se caracterizaba por la fantasía y una visión moral perturbada. Fue el inventor del término “los poetas malditos” para referirse a sus colegas que habían desafiado a las convenciones literarias de su tiempo y habían sido rechazados por la crítica o por el público. En su propia obra, decidió enfatizar la primacía de la musicalidad, la elusividad y “lo extraño” por encima de los elementos convencionales. Entre sus obras más conocidas se encuentran: “Claro de Luna”, “La Buena Canción”, “Los poemas saturnianos” y “Los Poetas Malditos”.
Arthur Rimbaud (1854-1891)
Entre sus muchos logros, Rimbaud fue el poeta modernista que anticipó el simbolismo. Si bien tuvo una carrera breve, ya que gran parte de sus poemas fueron escritos en su juventud, fue un libertino que tuvo una relación romántica y violenta con el propio Paul Verlaine. Hacia el final de su carrera literaria viajó por el mundo y murió de cáncer a los 37 años. Entre sus obras, destaca particularmente “Iluminaciones”, escrita en su mayoría como una colección de poemas en prosa, en la que el autor protesta contra todos los elementos de la vida en la sociedad a la que pertenece.
Stéphane Mallarmé (1842-1848)
Quizás el más importante poeta del simbolismo francés, Mallarmé produjo obras que influyeron directamente en las vanguardias artísticas del cubismo, futurismo, dadaísmo y surrealismo. Sus poemas están fuertemente influenciados por Charles Baudelaire, y colocan el sonido de las palabras por encima de su significado. La complejidad innata de su lenguaje, y el aspecto de “sonido puro” de sus poemas han transformado a dichas creaciones literarias en piezas intraducibles de permanente estudio académico. Entre sus obras destacan: “La siesta del Fauno” y “Divagaciones”.
El legado literario de la Belle Époque
Estos escritores marcaron una época en Occidente que permitió el desarrollo de nuevas formas de creatividad. Reflejaron una actitud más libertina y bohemia de la vida moderna y ayudaron a integrar las Letras con las Artes Plásticas y la Música de un modo innovador. Tales avances han repercutido en el desarrollo de la literatura contemporánea y su influencia continúa hasta el día de hoy.
La Belle Époque, el escenario donde todos ellos se desempeñaron, fue un período de belleza estética y avances económicos y culturales sin precedentes en Europa. Por eso mismo, se trató de un momento que continúa siendo muy atractivo para explorar y emular.
¿Cuáles son tus escritores preferidos de la Belle Époque? Contame en los comentarios :)
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