En 1973, una aspirante a escritora ideó una singular novela sobre un vampiro dando una entrevista a un joven periodista. La autoría de dicha obra fue la excusa que encontró para procesar el luto por la reciente pérdida de su hija y, luego de terminarla, enfrentó interminables obstáculos para publicarla y furiosas críticas que casi la desalientan de perseguir una carrera literaria.
Sin embargo, tres años después, la obra sería publicada con uno de los adelantos más grandes jamás dados a una autora novel, resultaría un best seller de ventas y convertiría a su creadora en una de las escritoras más exitosas e influyentes de todos los tiempos. La novela fue Entrevista con el vampiro y su autora la aclamada Anne Rice.
La novela debut de esta norteamericana, aficionada a las películas de terror de principios de siglo y a la literatura romántica europea del siglo XIX, no sólo introdujo al mundo un nuevo arquetipo de vampiro, sino que tambien modificó la percepción pública sobre la ficción de género y abrió el camino para que generaciones enteras de nuevos escritores se atrevieran a incursionar en un tipo de ficción que hasta entonces se consideraba inferior, de mal gusto o sencillamente descartable.
¿Quién fue Anne Rice?
Nacida Howard Allen Frances, la pequeña Anne se crió en uno de los históricos barrios coloniales de New Orleans, en el seno de una devota familia católica y desde muy pequeña tuvo sentimientos conflictuados hacia su propia fe. Estudió ciencia política en la Universidad de Berkley y soñaba con convertirse en escritora profesional. Sin embargo, muchos de sus profesores y colegas escritores se opusieron a su visión artística y le advirtieron que nunca tendría éxito ni sería tomada en serio si se aferraba a su estilo fantasioso y sobrenatural.
En aquel momento, la literatura vampírica, al igual que el terror en general, eran considerados de poca cultura, baratos, descartables y superficiales. Muchos de los agentes literarios y jueces de los concursos a los que envió su primera novela la rechazaron antes de leerla. El mero título los repelía: Entrevista con el vampiro. Sin embargo, cuando finalmente consiguió publicarla, tuvo una buena circulación y esto la incentivó a explorar a través de su ficción toda clase de seres paranormales cultivados y filosóficos: vampiros, brujas, fantasmas, aliens, hombres-lobo, etc. Sus vampiros han quedado plasmados en el inconsciente colectivo y fueron el precedente del boom paranormal que se apoderaría del mercado literario treinta años más tarde.
El vampiro como monstruo temible
La literatura vampírica tiene una muy rica historia en Occidente. Tomando inspiración de antiguas leyendas folklóricas del Este de Europa, que nos hablaban sobre muertos que salían de su ataúd en plena noche y bebían la sangre de los pueblerinos locales, una decena de autores del Romanticismo se dedicaron a ilustrar con distintos matices al arquetipo del vampiro que amenaza nuestras más horrendas pesadillas. Escritores como Lord Byron, John Polidori, Sheridan Le Fanu, Karl Heinrich Ulrichs, entre muchos otros, perfeccionaron la idea de una criatura de ultratumba que se alimentaba de la sangre humana, mataba para sobrevivir y seducía pérfidamente a sus víctimas antes de drenarles la vida. Estas representaciones alimentaban los temores típicos de la Europa del siglo XIX: la presencia del otro, aquel que no encaja en la sociedad y que viene desde lugares recónditos a sembrar el caos en una comunidad.
Durante este período temprano de literatura vampírica, las criaturas de la noche eran imaginadas como un obstáculo a vencer, una amenaza latente a la que los héroes humanos debían poner fin. Quien mejor consiguió describir este arquetipo fue Bram Stoker en su novela más famosa hoy convertida en un clásico universal. Drácula no sólo se popularizó debido a su atmósfera opresiva y a sus escenas macabras, sino que también contenía un comentario social que se adaptaba a la mentalidad inglesa de la transición de siglos: el conflicto entre la Razón y la Superstición. El conde Drácula venía a representar los miedos de un pasado remoto, que asediaba a mentes ignorantes, supersticiosas, incapaces de avanzar hacia la modernidad industrial. En contraste, el doctor Van Helsing, con su tecnología de vanguardia y su mente iluminada, fue el único capaz de acorralar y dar fin al monstruo, conviertiéndose así en el héroe de la narración.
Con el paso de los años, este modelo de vampiro se mantuvo estático, repetitivo, inalterado y pronto cayó en desuso por los escritores góticos, quienes vertieron la atención de su pluma a otras criaturas y situaciones horroríficas. Hacia mediados del siglo XX, la ficción vampírica se estaba transformando en una parodia de sí misma. La reputación del género se puso en duda gracias a un centenar de novelas y películas de pésima calidad que parecían descartar la posibilidad de toda innovación sobre una temática que había agotado a su público. Escribir sobre vampiros en los años setenta era considerado un camino inaceptable y vergonzoso para un autor novel, una invitación al ridículo y al escarnio artístico que lo había convertido casi en un tabú. Pero sería ese mismo camino el que determinó la gloria de una joven norteamericana.
La revolución vampírica de Anne Rice
En uno de los momentos de inventiva más inesperados del siglo XX, Anne Rice imaginó una nueva versión de la ficción gótica que tanto había amado de adolescente. Inspirada por películas como "La hija de Drácula" y otros films clásicos de principios de siglo, decidió adentrarse en la cabeza del vampiro y explorar sus pensamientos más ocultos acerca de su naturaleza: qué significaba matar a otras personas para poder alimentarse, cómo se experimentaba la inmortalidad y cuál era el lugar espiritual de criaturas que han dejado de ser humanos pero que mantenían su individualidad intacta.
La imagen del aristócrata torturado que bebe sangre pero que presenta una afinidad estrecha con la cultura refinada (la pintura, la música y la escultura) es central dentro del imaginario de la autora. Sus protagonistas, generalmente hombres acaudalados del pasado colonial, deben confrontar la noción del bien y el mal, la existencia de Dios, el interminable paso del tiempo, el rol de la humanidad en el transcurso de los siglos, etc. No se trata de cuestiones superficiales, sino de preguntas filosóficas que constituyen el corazón del repertorio literario de la autora.
Al cambiar el enfoque de sus libros, poniéndonos en la mente del vampiro en lugar de equipararnos con su víctima, Rice transformó una criatura de horrores en una figura empática: un ser con el cual identificarnos, que se relaciona más a nuestros deseos íntimos que a nuestros miedos. A su vez, la representación del otro ya no funcionaba como una amenaza, sino como una aspiración. Al mostrar a sus protagonistas como individuos alienados del mundo mortal, éstos encarnaron una poderosa metáfora para el marginado que habita en todos nosotros: los homosexuales, las minorías raciales, las personas que han sufrido discriminación, etc. Su vampiro pasó a ser un símbolo del empoderamiento personal, un ícono de la lucha por la supervivencia y por la autopreservación en medio de circunstancias adversas.
Su legado literario
La manera original, profunda y sexy en que Anne Rice escribió sobre vampiros fue muy influyente para los escritores que le sucedieron. Suele identificarse al éxito de sus Crónicas Vampíricas como el responsable del boom de la ficción paranormal de los años 2000. Sagas como Twilight, The Vampire Diaries, Vampire Academy y True Blood toman en préstamo la mitología y la estética de las novelas de Rice.
Sin embargo, el impacto de esta autora no sólo se siente en lo novedoso de sus historias vampíricas, sino en la manera en que revolucionó el género paranormal en su totalidad. A lo largo de medio siglo de carrera literaria, publicó novelas que tratan sobre brujas, momias, hombres lobos, zombies y aliens, presentándolos con un estilo fresco y filosófico, ayudándonos a imaginar la humanidad que se esconde detrás de la deformidad.
Usando a la fantasía como una manera de procesar sus propios traumas -la muerte de su hija pequeña, el pasado alcohólico de su madre, etc- Anne Rice creó un repertorio completo de literatura alternativa, redefinió la reputación de la ficción de género y logró que la crítica profesional finalmente respetara la calidad potencial de los libros de terror.
Sus obras son una extraña mezcla entre ficción literaria contemporánea, novela gótica europea y thriller psicológico. Sin embargo, se resisten a una categorización estricta y escapan a las estructuras tradicionales de la ficción de género. Quizás, por eso mismo, se han ganado por igual la admiración del público y la crítica profesional.
En la actualidad, sus novelas continúan vendiendo millones de copias cada año. Las nuevas generaciones van descubriendo su trabajo a medida que sus personajes vuelven a popularizarse. Las recientes adaptaciones de sus libros de la mano de AMC+ están ayudando a acelerar dicho proceso. Dos de sus sagas emblemáticas se llevaron a la pantalla chica el año pasado: Interview with the Vampire y Mayfair Witches. Otras dos miniseries están en camino -The Talamasca y Night Island- para conformar el Anne Rice's Immortal Universe por el que apostó la cadena de televisión norteamericana.
Gracias a su originalidad, su coraje y su curiosidad sin límites, Anne Rice ha conseguido revolucionar el panorama de la literatura paranormal, regalándonos personajes inmortales que permanecerán en nuestras vidas durante muchas décadas. Y, en el proceso, ha demostrado que si una escritora se aferra firmemente a su visión artística y cree en su propio talento, una multitud de lectores creerán en ella también.
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