En el invierno de 1918, miembros armados del Ejército Rojo clavaron un cartel sobre la farmacia de Zinoby Rosenbaum, ruso de desendencia judía, anunciando que su ilustre negocio en San Petersburgo había sido expropiado en el nombre del "pueblo". Su hija de doce años, Alyssa, contempló con impotencia cómo la fuente de ingresos de su familia era saqueada por los revolucionarios, su estatus económico se desvanecía en la nada y sus derechos eran violados para garantizar el "bien común".
Durante los siguientes ocho años, los Rosenbaum sufrirían persecución, hambrunas, miserias de todo tipo y serían confinados a vivir hacinados en un pequeño apartamento junto a otras familias judías. Esta experiencia traumática forzó a Alyssa a escapar de la Unión Soviética, emigrar a Estados Unidos y dedicar su vida al desmantelamiento de las ideas que habían hecho posible la catástrofe.
A lo largo de casi seis décadas, publicaría novelas, ensayos y conferencias, convirtiéndose en una de las referentes intelectuales más influyentes del siglo, y obteniendo fortuna y celebridad bajo el pseudónimo que había elegido para sí misma: Ayn Rand. Transformándose en una de las heroínas que imaginaba para sus historias, Ayn cambió su destino de pobreza y exclusión a base de perseverancia e implacabilidad. En la actualidad, su metamorfosis y la influencia intelectual de sus ideas continúan siendo objetos de estudio y admiración.
Del séptimo arte a la desilusión
Desde muy pequeña, Ayn soñaba con ser guionista de cine para las películas mudas que habían capturado su imaginación en los modestos cines de San Petersburgo. Admiradora de las producciones de Hollywood, cuya incipiente pero poderosa industria aún se hallaba en su infancia, pretendía transformarse en la creadora de nuevas y modernas formas de ficción. Sin embargo, el entorno duro en que le tocó crecer, sumido en una guerra civil en la que los ejércitos revolucionarios y antirrevolucionarios se apoderaban de su ciudad y empeoraban el bienestar de sus seres más queridos, terminó echando por tierra sus ambiciones.
Cuando se graduó de la secundaria, asistió a la Universidad Estatal de Leningrado para estudiar Historia, bajo una versión altamente censurada y parcial de la currícula que intentaba contentar al Régimen. Cuando empezó a observar que sus compañeros de clase desaparecían sin dejar rastro luego de criticar al Gobierno, muchos de ellos arrestados en pleno campus para no volver jamás, Ayn comprendió que sólo podría crear una vida para sí misma escapando de Rusia.
Aprovechando una ventana de oportunidad en la que Lenin permitió a ciertos ciudadanos estudiar en el extranjero para contribuir a la dictadura, Ayn escribió a familiares lejanos en Estados Unidos pidiéndoles que fueran sus sponsors para una visita académica. La excusa presentada ante el Régimen fue que iría a Norteamérica para estudiar Cine y luego ayudaría a Rusia a lanzar su propia industria cinematográfica. Todos los involucrados sabían de antemano que no tenía ninguna intención de regresar.
Finalmente, en 1926 arribó a Estados Unidos con tan sólo 21 años y, luego de una breve estancia en Nueva York con sus familiares, viajó en tren a California para probar suerte en aquella ciudad que nucleaba a los artistas que más admiraba. La capital de los sueños y, al mismo tiempo, el ataúd de los más estrepitosos fracasos.
Evolución intelectual en un contexto adverso
Producto de su formación de élite y del boom filosófico de la controversia académica entre la burguesía rusa, la primera gran influencia filosófica de Rand fue Friedrich Nietzsche. Inspirada en su idea del "Superhombre", se veía a sí misma como una niña del destino, una persona destinada a lograr grandes cosas. Sin embargo, su realidad de inmigrante judía en un país que lentamente se abrazaba a ideas autoritarias terminó mellando su visión del mundo. Durante años, sostuvo muchos pequeños trabajos mal pagados relacionados con la industria del cine que más temprano que tarde le cerró sus puertas como escritora: se desempeñó como extra, costurera, recepcionista, repartidora y mucho más.
Mientras tanto, terminó su novela debut titulada "Los que vivimos", un relato semi autobiográfico sobre una joven en la Rusia Comunista cuyo corazón se divide entre un soldado del Ejército Blanco y un funcionario del Gobierno. El libro, para su sorpresa, no encontró un camino sencillo hacia la publicación debido a la fuerte censura que se apropiaba de los Estados Unidos. En ese momento, las élites intelectuales estadounidenses se hallaban sumidas en lo que los historiadores luego definirían como la "Década Roja" (el amorío de la cultura estadounidense con el comunismo, al que admiraban y veían como una meta a alcanzar). De hecho, una de las cartas editoriales de rechazo a la publicación del libro llevaba, del puño y letra de su editor, la frase: "La autora no comprende al comunismo".
Sin desanimarse, Rand continuó trabajando en su próxima novela: una historia artística que hablaría sobre arquitectura y que serviría como homenaje a los grandes rascacielos que la maravillaban a su alrededor. Sin embargo, un hecho impensado cambió seriamente sus planes y la dirección de su carrera: la Gran Depresión y la candidatura presidencial de Franklin Roosevelt. Anunciando su nuevo paquete de medidas llamado "New Deal", este político proponía acciones redistributivas, intervencionistas y de fuerte injerencia estatal, como no se habían experimentado hasta entonces en Estados Unidos.

Temerosa de que su país adoptivo siguiera el mismo destino que su país natal, Ayn se enroló como militante y organizadora de la campaña del rival de Roosevelt, Wendell Wilkie, en Nueva York. A través de los "Wilkie Clubs", conoció a un gran círculo de intelectuales neoyorquinos que habían acudido en defensa del capitalismo y argumentaban contra la injerencia gubernamental que se estaba proponiendo. Si bien el candidato perdió la elección, muchas de las relaciones de Ayn con estos pensadores permanecieron intactas, entre ellos Isabel Paterson, Rose Wilder Lane y Leonard Reed, padres fundadores del "libertarianismo". Fue Isabel Paterson la que más influyó en Rand, convirtiéndose en su mejor amiga e introduciéndola a la noción del individualismo estadounidense y a la filosofía del libre mercado. Paterson tenía una columna semanal de reseñas en el New York Tribune, donde plasmaba muchas de sus ideas -quizás la más notoria fue su oposición a la educación compulsiva y centralizada para los niños- y su defensa del laissez-faire sin compromisos.
A través de estos intercambios, Rand fue capaz de establecer su propia visión del mundo, desarrollar una concepción individualista que respondiera al ethos cultural estadounidense y que permitiera rescatar los aspectos positivos de un capitalismo que había quedado desprestigiado ante la Gran Depresión. Convencida de que la única manera de retornar a la senda de la prosperidad sería desafiar el mal que estaba facilitando la destrucción del mundo -el código moral altruista-, plasmó todas sus ideas en su novela arquitectónica a la que primero tituló "Vidas de parásitos", pero que eventualmente llevaría el nombre de "El Manantial".
Éxito literario y fenómeno cultural
Rechazada por doce editoriales a lo largo de un año y medio, El Manantial finalmente vio la luz en 1943 de la mano de Bobbs-Merrill. En un principio, el libro fracasó debido a la dificultad de comercialización que implicaba: era enorme, demasiado filosófico, controversial y escrito por una autora desconocida. Sin embargo, con el paso de los años, terminó volviéndose un best-seller gracias a la difusión de boca en boca. Su historia resonó fuertemente con la juventud norteamericana sumida en la Segunda Guerra, a la que se le pedía que sacrificara su vida y bienestar en pos de difusos "intereses nacionales". A través de su visión del egoísmo racional, del individualismo norteamericano, del capitalismo y de la ambición personal, Rand les recordó por qué valía la pena luchar para defender sus propias vidas.

Con el tiempo, su influencia se extendió hacia los dueños de Pymes y negocios devastados por el intervencionismo de Roosevelt y, muy especialmente, hacia los cámpuses universitarios. Le tomó doce años escribir su próximo libro, al que titularía "La rebelión de Atlas", donde expondría completa su nueva filosofía llamada "Objetivismo", haciendo una defensa frontal del individualismo y del capitalismo y atacando muchos de los valores predominantes de la cultura de su época. Si bien fue un blockbuster de ventas, fue brutalmente despedazada por la crítica y censurada en algunos ámbitos. Debido a ello, Ayn dedicaría el resto de su carrera a propagar su filosofía, mediante instituciones educativas propias, formando intelectuales a lo largo y a lo ancho del país y sirviendo como fuente de inspiración para generaciones enteras de jóvenes capitalistas.
Una nueva filosofía
A diferencia del proceso creativo empleado para construir El Manantial, la escritura de La rebelión de Atlas fue un proceso colaborativo. Un selecto grupo de jóvenes universitarios empezaron a orbitar alrededor de Rand, muchachos inteligentes interesados en su defensa del capitalismo y en su visión del mundo. Se reunían todos los sábados a la noche en su departamento y discutían horas completas acerca del libre mercado, el individualismo y la defensa del egoísmo racional. Intercalando sus lecturas de Aristóteles con la presentación de los primeros borradores de su novela en curso, Ayn formó a muchos de estos jóvenes en la filosofía que venía desarrollando, construyendo una relación cordial con ellos que, en algunos casos, se transformó en amistad y, en otros, en romance.
El nombre que dicho grupo definió para sí mismo, escogido con sarcasmo e ironía, fue The Collective (o "El Colectivo"). A través de estas tertulias, donde surgió el término "libertario" y "libertarianismo" como posibles opciones para denominar a la emergente filosofía -eventualmente rechazado por la propia Rand y luego adoptado por las organizaciones universitarias que se inspiraban en ella-, se definieron muchos de los detalles de la novela que sería el opus magnum de la escritora. Miembros célebres de El Colectivo fueron Leonard Peikoff, Nathaniel y Barbara Branden, Alan Greenspan y, por un breve período, Murray Rothbard. Tarde o temprano, como en todo grupo altamente ideologizado, los conflictos internos, las diferencias de opinión y las luchas de egos provocaron la disolución del mismo, deviniendo en cismas que empujaron a sus miembros en distintas direcciones. Sin embargo, el testamento del esfuerzo de todos ellos se vio reflejado en la novela que llegó a los anaqueles de las librerías en 1957 luego de años de larga espera y enormes expectativas: La rebelión de Atlas.

La novela presenta un futuro distópico donde Estados Unidos ha caído bajo un gobierno intervencionista que paulatinamente destruye el progreso y la producción, provocando que todas las mentes creativas del país desaparezcan sin dejar rastro en una misteriosa huelga que provoca que la sociedad colapse bajo su propio peso, alentados por el líder de la revuelta, un mítico sujeto llamado John Galt. Atlas, el Titán de la mitología griega condenado a sostener por el resto de la eternidad a los cielos como castigo por haber enfrentado a los olímpicos, es una metáfora de todos los seres creadores y productores de la sociedad, quienes sostienen el peso del mundo sobre sus hombros. Con un tinte político inconfundible y una prosa muy inspiradora, la novela sirvió como vehículo para presentar en detalle la nueva filosofía randianda llamada Objetivismo.
Ella la definió de la siguiente manera:
"El Objetivismo es el concepto del Hombre como un ser heroico, con su felicidad como el propósito moral de su vida, con el logro productivo como su actividad más noble y con la Razón como su único absoluto."
Con un carácter fuertemente aristotélico y elevando a la Razón humana como la fuente de todo juicio, Rand postuló algunos de los argumentos más populares a ser adoptados por el movimiento libertario de los años setenta: que iniciar la fuerza bruta en una sociedad civilizada es inmoral; que el individuo es la unidad de medida política, filosófica y moral de una sociedad; y que el único sistema social que permite ejercitar la libertad plena a las personas es el capitalismo laissez-faire. Publicando una serie de exitosos ensayos sobre epistemología, egoísmo racional, antiambientalismo y crítica social, Ayn Rand se convertiría en una de las fuerzas intelectuales más importantes de los años sesenta y setenta, provocando un sacudón ideológico en los países del Primer Mundo y contribuyendo indirectamente a uno de los eventos políticos más importantes del siglo: el derrumbe de la Unión Soviética.
Legado literario
Hoy se recuerda a Rand principalmente por La rebelión de Atlas y El Manantial. Su ficción se toma como referencia ideológica y filosófica para defender al capitalismo y a los principios del liberalismo clásico. Sin embargo, su mayor legado está en su defensa del individualismo y en el postulado de que la misión fundamental de todo ser humano es alcanzar su propia felicidad. Pionera de la defensa del autoestima y la autosuperación, predicó aquello que ella misma vivió en su evolución desde sus orígenes humildes hasta su triunfo artístico y económico. Encarnó, en sí misma y en el universo al que ayudó a dar forma, el pensamiento de muchos de los héroes de su mundo de ficción. Su mensaje y su legado pueden resumirse en la boca de uno de los más icónicos personajes de La rebelión de Atlas:
"No dejes que tu fuego se apague, chispa a chispa irremplazable, en los pantanos desesperanzadores de lo aproximado, lo inconcluso, lo absolutamente inexistente. No dejes que el héroe en tu alma perezca, en la solitaria frustración por la vida que merecías, pero que nunca has podido alcanzar. Analiza tu camino y la naturaleza de tu batalla. El mundo que deseaste puede ser ganado, existe, es real, es posible, es tuyo."
Mi nombre es Rodrigo. Soy un escritor independiente Argentino, apasionado por contar historias y compartir reflexiones. Si bien mi campo predilecto es la ficción, en este blog les hablo sobre todo lo que pasa por mi cabeza: mi vida, mis experiencias, mis visiones del mundo y mi proceso creativo. Escribo desde chico ficción contemporánea y ficción gótica. He publicado relatos cortos y novelas que están disponibles para lectores de todas partes del mundo. A través de este blog, espero ayudarte a encontrar tu próximo libro favorito.