La locura en Shakespeare: un espejo de la fragilidad humana

La locura en Shakespeare: un espejo de la fragilidad humana

    La obra de William Shakespeare, más de cuatro siglos después de su muerte, continúa siendo un apelativo constante a nuestra condición humana. Entre los muchos temas que trata —el poder, la ambición, el amor, la traición—, la locura ocupa un lugar de privilegio dentro de su repertorio. 

    No es un mero recurso dramático o literario, sino el corazón de su visión artística: un modo de revelar aquello que las personas comunes no se atreven a pronunciar. De Ofelia a Lear y de Hamlet a Lady Macbeth, la demencia en Shakespeare funciona como espejo de la vulnerabilidad humana y como comentario sobre la visión isabelina de la perturbación mental.

¿Quién fue Shakespeare?

    William Shakespeare nació en 1564 en Stratford-upon-Avon, un pequeño pueblo de Warwickshire, en el corazón de Inglaterra. Recibió una educación básica en gramática y latín que, sin embargo, no malogró su extraordinario talento para el uso del idioma. A fines de la década de 1580, se trasladó a Londres, donde se desempeñó como actor, poeta y dramaturgo.

    Entre 1590 y 1613, escribió al menos 39 obras de teatro que abarcan tragedias, comedias y dramas históricos, además de 154 sonetos y varios poemas narrativos. Piezas como Romeo y Julieta, Macbeth, Hamlet, Rey Lear y Otelo no sólo consolidaron la madurez del teatro isabelino, sino que redefinieron la psicología de los personajes en la literatura occidental. Shakespeare dejó un legado que se mantiene en constante crecimiento, a medida que cada generación descubre en sus versos una nueva versión de nuestra realidad.

La locura en la época Isabelina

    En la Inglaterra de fines del siglo XVI y comienzos del XVII, la "locura" era el resultado de una mezcla entre la superstición, la medicina incipiente y la teología. Se pensaba que los desequilibrios de los “humores” corporales podían desencadenar delirios, pero también se atribuía la demencia a castigos divinos o a la influencia del diablo. La "teoría de los humores", vigente desde la Antigua Grecia hasta el siglo XIX y que dominó la medicina y pervirtió nuestro entendimiento humano sobre la enfermedad, fue fundamental durante la era shakespeareana. Los manicomios, como el célebre Bethlem Hospital (popularmente llamado Bedlam), eran más un espectáculo cruel para divertir al público que un espacio de rehabilitación.

    Shakespeare absorbió este panorama. Sus personajes no se limitaban a reflejar la creencia popular, sino que la llevaban hasta las últimas consecuencias. La locura en su teatro oscila entre el padecimiento y el artificio, entre el mal del cuerpo y el sufrimiento del alma. De esta manera, Shakespeare rompió con el humanismo renacentista. Para él, la Razón humana podía resquebrajarse con facilidad. Fue, en muchos sentidos, el más temprano precursor de la mentalidad del Romanticismo.

Ofelia, Hamlet y la tragedia de origen psíquico

    En Hamlet, la locura es una de las causas del derrumbe moral de su protagonista.  Príncipe de Dinamarca, heredero de un trono usurpado por su tío luego del asesinato de su padre, deberá adoptar la apariencia de  un loco para desenmascarar el complot que lo ha dejado sin herencia. Sin embargo, en ese juego, la locura terminará permeando en su espíritu. El famoso monólogo de "ser o no ser" marcará su punto de quiebre, ya que lo llevará a considerar el suicidio para evitar enfrentar aquello que tanto aborrece.

La locura en Shakespeare: un espejo de la fragilidad humana

    Ofelia, a su vez, encarna la fragilidad producto de la destrucción y el trauma. Su locura, causada por la muerte de su padre y el rechazo de Hamlet -a quien ama profundamente-, se manifiesta en gestos erráticos y actos inconexos. En sus manos, las flores que reparte en la corte sirven como advertencia: cada pétalo es un comentario sobre la corrupción del reino. Cuando se ahoga —en uno de los suicidios más famosos de la literatura occidental, que el propio Shakespeare trató de maquillar como accidente—, su tragedia se convirtió en un símbolo del dolor femenino ignorado por la sociedad.

El Rey Lear y las perturbaciones familiares

    El Rey Lear nos demuestra cómo la locura es capaz de destruir aquello que nos hace nobles. El viejo monarca que le da título a la obra, cegado por la vanidad, divide su reino para heredarlo a sus tres hijas. En su afán por demostrar cuáles de ellas lo aman sinceramente y cuáles sólo están interesadas en su dinero, terminará precipitando su propia ruina. Para su horror, descubre demasiado tarde que a las progenitoras cuyo amor consideraba sincero sólo están usándolo vilmente y que a la pobre expatriada acusada de despreciarlo era quien lo quería de verdad. A medida que su mundo exterior se desmorona, su mente termina enterrándose en una tormenta de delirios que reflejan el caos político y moral del reino.

    Una de las más famosas escenas de la obra nos muestra al viejo Rey abandonado en la llanura, bajo un vendaval que parece desmoronar el cielo, con la Naturaleza replicando visualmente la disolución interior de Lear. Su locura, sin embargo, lo conducirá a la revelación más dolorosa. Despojado de su poder, reconocerá la miseria de los desposeídos y se reconciliará con Cordelia, su hija fiel. Su locura, de este modo, actúa como una forma de purificación, una expresión del arrepentimiento por su ceguera metafórica ahora que ésta se ha vuelto física y palpable

Lady Macbeth y la culpa que destruye la racionalidad

    En Macbeth, la locura es la consecuencia directa del crimen. El general escocés que le da nombre a la pieza literaria, instigado por las profecías de tres brujas y la ambición de su esposa, asesina al rey Duncan para ocupar el trono. La sangre derramada muy pronto terminará obsesionándolo. Macbeth verá puñales en el aire y espectros en el banquete, mientras Lady Macbeth, su siniestra mujer, atrapada en un insomnio febril, frotará sus manos para borrar una mancha imaginaria.

    Aquí la locura es el precio del poder usurpado. Shakespeare muestra cómo la mente se quiebra ante el peso de la culpa, anticipando el trastorno obsesivo o los delirios persecutorios. La célebre escena del lavado de manos —“¡Fuera, maldita mancha!”— sigue siendo una de las imágenes más potentes de la conciencia atormentada. Y, eventualmente, al igual que el resto de las tragedias shakespeareanas, todo terminará en muertes, asesinatos y arrepentimientos.

Otelo y Sueño de una noche de verano

    En Otelo, los celos —“el monstruo de ojos verdes”— actúan como una locura progresiva que ciega al protagonista hasta el asesinato (potenciando su violencia a través de sus inseguridades, en una pieza literaria muy crítica con el racismo de la época). En Sueño de una noche de verano, la locura amorosa es el motor de la comedia: las pócimas de los duendes confunden a los enamorados y los transforman de mil maneras. Incluso en las comedias del autor, la locura en sus diversas formas conforma un lugar común sobre el cual construir sus historias.

Una temática recurrente

    Para Shakespeare, el uso de la irracionalidad y la ausencia de cordura no es ornamental o accesorio. Bajo su pluma, la locura ilumina poéticamente la realidad, haciendo un juicio moral sobre la fragilidad que compartimos como especie. En la Inglaterra isabelina, se veía a los locos como criaturas poseídas que debían ser castigadas. Shakespeare los utiliza como un recordatorio de nuestra vulnerabilidad común. Nos invita a indagarnos a nosotros mismos acerca de nuestros impulsos irracionales, y a darnos cuenta de las pequeñas y grandes imperfecciones que nos hacen humanos.

La locura en Shakespeare: un espejo de la fragilidad humana

  • SOBRE EL AUTOR
      Mi nombre es Rodrigo. Soy un escritor independiente Argentino, apasionado por contar historias y compartir reflexiones. Si bien mi campo predilecto es la ficción, en este blog les hablo sobre todo lo que pasa por mi cabeza: mi vida, mis experiencias, mis visiones del mundo y mi proceso creativo. Escribo desde chico ficción contemporánea y ficción gótica. He publicado relatos cortos y novelas que están disponibles para lectores de todas partes del mundo. A través de este blog, espero ayudarte a encontrar tu próximo libro favorito. 

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