Una de las autoras del Romanticismo europeo que más me interesa explorar este año es Mary Shelley. A pesar de que su obra maestra, Frankenstein o el Moderno Prometeo, ha llegado a convertirse en un clásico de la literatura universal, es poco lo que se discute sobre el resto de su excepcional producción literaria. Por eso mismo, quiero hablarte hoy de una de sus más logradas narraciones: la novela corta titulada Matilda.
¿Quién fue Mary Shelley?
Nacida en el seno de una familia acomodada londinense, la joven Mary vino al mundo en un entorno de cultura refinada y tragedias personales. Su madre, Mary Wollstonecraft, fue una filósofa feminista influyente -autora de Vindicación de los Derechos de la Mujer- y su padre, William Godwin, fue un célebre filósofo, novelista y periodista. Su madre murió a los pocos días de su nacimiento, dejando a la pobre Mary en la contínua búsqueda de una figura materna, necesidad que se expresa en la mayoría de sus libros.
Rodeada por un círculo de escritores y poetas que compartían su intereses literarios, se codeó con el aclamado poeta Lord Byron y con el se convertiría en su esposo, Percy Bysshe Shelley (con quien se reunía a escondidas en la tumba de su madre). En unas vacaciones de verano en Geneva, acompañada por Byron, Polidori y Percy, Mary creó la primera versión de la que se transformaría en su obra más famosa y la colocaría en la cúspide de la tradición del Romanticismo europeo: Frankenstein o el Moderno Prometeo.
Luego de una estancia en Italia en la que se concentró en criar a su hija, Mary volvió a Inglaterra tras la muerte de su esposo -ahogado en el mar por una tormenta que hundió el bote en el que navegaba- y se dedicó a desarrollar su carrera literaria. Publicó obras que tuvieron cierta influencia en los círculos literarios del momento, muchas de las cuales pasaron al olvido hasta su reediciones posteriores durante el siglo XX: El último hombre (1826), Lodore (1835), Las fortunas de Perkin Warbeck (1830) y Falkner (1837). No fue hasta un siglo después del fallecimiento de Mary -murió en 1851- que se publicó uno de sus libros más interesantes y controvertidos: Matilda (1959).
¿De qué trata Matilda?
Concebida como una novela corta de emociones intensas, la historia adquiere el formato de una carta escrita en primera persona por la joven Matilda en la que plasma su confesión hacia su amigo Woodville sobre el secreto que la atormenta y que ha causado su propia destrucción espiritual.
Proveniente de un matrimonio feliz entre dos amigos de la infancia, Matilda viene al mundo signada por la tragedia: su madre muere al poco tiempo de su nacimiento y su padre, enloquecido por el luto, la abandona al cuidado de una tía envejecida antes de huir a recorrer el mundo para escapar de su dolor.
Matilda crece resintiendo a su propio padre, cuya ausencia se transforma en una obsesión, relegada a una vida triste en una cabaña abandonada por el mundo, junto a una mujer a quien ama pero que le ofrece poco consuelo. Eventualmente, cuando alcanza los dieciséis, su padre le escribe a la tía expresando su deseo de reencontrarse con su hija.
La alegría y el éxtasis que provocan la reunificación familiar elevan la existencia de Matilda durante un breve período, tras el cual su corazón vuelve a oscurecerse gracias a los cambios de humor de su taciturno padre. Debido a lo que ella interpreta como un nuevo intento de alejarse, Matilda lo presiona hasta tal punto que él confiesa el secreto que ha estado escondiendo durante todo ese tiempo: su amor incestuoso hacia su propia hija.
Esta revelación desencadena una crisis cuyo espiral emocional culmina en los peores sufrimientos, enfermedades, muertes y suicidios. Veremos el deterioro emocional y espiritual de la propia Matilda, cuya psicología torturada se nos ofrece como una consecuencia inevitable y definitiva ante las injusticias que han signado su vida.
Trasfondo de la creación de la novela
La novela fue concebida como una manera de canalizar el luto de la autora por la muerte de sus dos hijos: Clara, quien falleció en Venecia en 1818 al año de nacer; y William, quien falleció en Roma en 1819 a la edad de tres años. La depresión en que se sumió Mary, que puso en juego la estabilidad de su matrimonio, terminó coloreando el tono pesimista y desesperado de su creación literaria.
A pesar de que estaba muy orgullosa de Matilda, la autora nunca la vería publicada en vida. Una vez finalizada, se la envió a su padre para que la publicara en Londres. Sin embargo, Godwin desaprobaba enormemente el tema del incesto y, aún cuando consideraba que tenía grandes méritos literarios, decidió que no era apta para ser publicada. Pese a los repetidos intentos de Mary por recuperar el manuscrito, Godwin nunca se lo devolvió. Sin embargo, luego de la muerte de Percy, la naturaleza del suicidio que contiene la novela le resultó extremadamente ominoso a la autora y decidió desistir de todo intento de publicarla.
Temas y estilo literario
Los dos temas centrales de la novela son el incesto y la muerte. Si bien el incesto en cuestión nunca tiene lugar físicamente entre los dos personajes principales, las descripciones del amor que el padre siente hacia Matilda son extensas y pasionales. La perversión está matizada por una intensa dosis de culpa moral y contrición, que revelan el propio conflicto interno del padre de Matilda. Es esto mismo lo que eventualmente lo conducirá hacia su trágico desenlace.
En la clásica tradición romántica europea, el deseo de muerte de Matilda se nos presenta de manera embellecida e idealizada. La protagonista no sólo ve a la muerte como un mal necesario, sino como un plácido descanso que logrará reunirla con sus seres queridos y alejarla de los sufrimientos terrenales. Matilda no encuentra en la muerte un obstáculo, sino una necesidad que la consume.
El libro está adornado con constantes referencias literarias. Son los pasajes de los poemas de William Wordsworth a los que principalmente recurre Mary Shelley para elaborar el estado mental de la protagonista, pero también aparecen referencias bíblicas y citas de obras de teatro, entre muchas otras. Sin dudas es una construcción muy meditada y trabajada, que nos ejemplifica el gran talento de una joven y precoz escritora.
Mi opinión personal del libro
En lo personal, el libro me encantó. Siento que es una de esas novelas que apelan a mi sensibilidad romántica y contiene el estilo de prosa que más disfruto leer. Si bien la historia se vuelve un poco cliché en algunas partes (sobre todo si estás acostumbrado a leer literatura del siglo XIX), pienso que es una narración modesta que nunca pierde su frescura. Además, la brevedad del texto permite leerlo en un tiempo corto y esto ayuda a digerirlo un poco mejor.
¿Has leído Matilda? ¿Vas a leerla? Contame en los comentarios :)
- SOBRE EL AUTOR
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